Diferencia cultural

El sufrimiento de un nórdico en un ambiente de carnaval

Posted by 18th Apr 2025

Existe una sociedad con sus propias normas y preajustes que no siempre coinciden con los míos. Más concretamente, me preocupa el ruido, el volumen de las conversaciones e incluso la expresión. Hay una oficina abierta donde las conversaciones en voz alta o incluso un grito suave suelen percibirse como normales, y a veces alguien, abrumado por la emoción, puede presumir de sus habilidades vocales o de tocar un instrumento musical. Gritar desde la habitación con una consola y un televisor suele ser lo normal. No hay nada de malo en ello en la vida cotidiana. Pero ¿qué se debe hacer en un espacio cerrado? Además, ¿qué deben hacer las personas que están en una llamada en tales situaciones? ¿Qué deben hacer quienes necesitan concentrarse para completar sus tareas? En esos momentos, surgen preguntas: ¿de verdad no se dan cuenta de que están molestando a los demás con sus conversaciones? ¿Es tan importante estrecharle la mano y darle una palmadita en el hombro a alguien que quizá no te des cuenta de que está en una llamada en ese momento, de que su cámara está encendida?

Para protegerme del ruido, intenté aislarme con los auriculares con cancelación de ruido más efectivos, y solo una combinación de auriculares intraaurales y supraaurales (Sony XM3 + XM5) funciona bien. Esto es incómodo y provoca problemas en la piel, ya que uno tiene que pasar casi todo el día en llamadas o en un trabajo que requiere concentración. Quizás no sea el único, pero en la sociedad uruguaya, me parece, no es costumbre indignarse ni entrar en confrontación, así que mi irritación, por ahora, solo está en mi cabeza. No estoy listo para culpar a la sociedad por no ser como yo necesito, pero hasta ahora no puedo hacer nada al respecto. Quizás soy misófono y necesito aceptar lo que es, y exigir que muchos otros se callen es demasiado. Pero, por otro lado, no intentar cambiar algo es probablemente un error aún mayor.

Conocí la sociedad ideal, según me parece, en Finlandia, cuando estuve allí hace 16 años: amabilidad, calma, respeto por los límites personales, puntualidad moderada y eficiencia. Esto difiere del comportamiento latinoamericano (y del sur de Europa): expresivo, a veces emotivo y ruidoso.

Esta imagen probablemente te ayudará a entender mi dolor en el trasero.

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