Hace un año, cuando lo dejé todo y me fui, había muchas menos certezas que ahora. No había ninguna posibilidad de volver a "como era" en los primeros días de la guerra. Desgraciadamente, muchos de los malos escenarios posibles funcionaron: persecución de personas con una postura contraria a la guerra, movilización, propaganda, peleas entre amigos, familiares y colegas sobre la guerra.
Todo nuestro equipaje
Hace 8 meses, todo el mundo huía de la movilización, que técnicamente aún no había terminado. Fue la mayor inyección de confianza de que la partida no fue en vano. La certeza de que por negarse a ser un cabrón un día por la mañana temprano no vendrá a serrar la puerta es muy tranquilizador y mañana ya no parece algo aterrador. No existe esa incertidumbre total y se puede planificar algo para un periodo de tiempo relativamente largo.
Miro las noticias: quizá se confisquen los pasaportes, quizá se multe el uso de las redes sociales, y hoy hay explosiones cerca de Belgorod... no hay tiempo para aburrirse.
Las conclusiones de este año:
- Aprender inglés debe convertirse en un hábito, como lavarse los dientes. Hasta que tengas al menos un B1 seguro.
- Encajar en algún sitio sin un plan B es un gran riesgo.
- No seas perezoso para ahorrar dinero todo el tiempo.
- No tengas miedo de empezar algo nuevo.
- No hay que avisar antes de viajar.
- La esperanza no es una estrategia.
Es un largo camino
¿Dónde estás ahora? ¿Dónde crees que estarás dentro de un año?