Se me pasó la fecha exacta para poder "celebrar" de alguna manera el próximo aniversario de mi partida. La vida parece haberse asentado y el tiempo vuelve a volar a velocidad de vértigo, algunas preocupaciones domésticas han sido sustituidas por otras y quiero hacer algo más aparte del triángulo casa-trabajo-gimnasio.
Desde el último aniversario he conseguido visitar Chipre 2 veces por trabajo, después he visitado Armenia, Georgia, Qatar y Argentina. La segunda vez conseguí visitar Kazajstán - la primera vez fue hace año y medio. Allí no ha cambiado nada en lo fundamental, salvo que hay más emigrantes procedentes de Rusia.
Todos los que querían marcharse ya no necesitan consejos de los "pioneros", porque todos los escollos de la emigración ya han sido estudiados y bien descritos. Se pierde cierta conexión con el pasado, y la atomicidad de la sociedad pasada hace aquí un gran servicio. No quiero hacer ningún esfuerzo para estar al día de las noticias de mi tierra natal, estas noticias me encuentran por sí solas: a través de antiguas suscripciones y recomendaciones en Youtube y las redes sociales. No es un intento de desvincularme de toda mi vida pasada - es una toma de conciencia de la creciente diferencia de experiencia. Cada vez comprendo menos cómo es la vida allí, y por eso me abstengo siempre de dar consejos. Me convierto en un observador externo, por así decirlo.
Releyendo el post anterior, me acuerdo de las palabras "En Rusia, todo cambia en 5 años, nada cambia en 200". El escenario de la distopía sigue funcionando e incluso una teórica vuelta a la normalidad está todavía varias décadas más allá del horizonte de cualquier planificación razonable.
Y como de costumbre, las conclusiones de este año:
- La inacción suele ser más costosa que las malas decisiones.
- Las vacaciones planificadas son mejores que la pereza espontánea.